jueves, 20 de enero de 2011

Iósif Stalin (I)


Iósif Stalin nació en Gori (Georgia) en 1879, hijo de un zapatero. A los 11 años quedó huérfano de padre y a los 15 su madre le envió a un seminario de Tiflis, capital de Georgia. No tenía vocación de sacerdote y fue expulsado del seminario por sus ideas revolucionarias. 

Desde su primera detención en 1902, se sucedieron sus actividades revolucionarias y las autoridades lo desterraron a Siberia, de donde saldría en 1917 al estallar la Revolución.
Durante los años 1918-20 se encargó del aprovisionamiento del Ejército Rojo. En 1922 Lenin, a pesar de no compartir sus mismas ideas, le nombró secretario general del partido para robustecer la disciplina interna.

Después de la muerte de Lenin en enero de 1924, Stalin, Kámenev y Zinóviev tomaron el control del partido, aprovechó su cargo para colocar en los puestos clave del partido a sus partidarios. En 1929 expulsó a Trotski de Rusia y, a partir de ese momento, fue eliminando a todos los que no comulgaban con sus ideas.

En 1939 intentó evitar la guerra firmando un pacto de no agresión con Alemania, el pacto conocido como Molotov-Ribbentrop (nombres de los ministros de exteriores de ambos países) en el que además, secretamente dividía a Europa oriental y central en esferas de influencia soviética y alemana, estableciendo también directrices para la partición de Polonia entre ambos estados. También en ese protocolo se le concedió a Stalin carta blanca para intervenir en Finlandia y en los países bálticos.

Una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, y considerando Hitler que la caída de Inglaterra era inminente, ordenó atacar a la Unión Soviética, haciendo del pacto letra muerta.
 El 18 de diciembre de 1940, el mando alemán decidió que la invasión a la URSS (operación Barbarroja) se realizaría en abril de 1941, pero solo se pudo concretar el 22 de junio de ese año, cuando se inició el ataque a territorio soviético con más de 3.000.000 de soldados alemanes. La invasión tomó por completa sorpresa a Stalin. Stalin se encerró en el Kremlin en una aparente depresión y falta de liderazgo y solo reaccionó 10 días más tarde, para retomar el control con mano firme.

El Ejército Rojo, muy debilitado por las purgas de fines de los 30, se encontraba virtualmente sin mando competente, por lo que las fuerzas alemanas avanzaron rápidamente por las llanuras occidentales de la URSS. Hitler predecía que la guerra con el gigante ruso duraría a lo más 6 meses y que el pueblo ruso mismo eliminaría a Stalin.

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